En la
pasada entrada escribí sobre la tectónica de la cuenca pero… ¿cómo sabemos que
la cuenca evoluciona de ese modo? ¿Cómo sabemos que antes no había un mar sino
tierra firme? ¿Por qué se afirma que es
un una zona resultado de esfuerzos tensionales y no una zona de colapso
repentino? ¿Cómo se sabe de dónde viene y a dónde va? El tema de la entrada
intentará resolver en parte estas cuestiones fundamentales.
Gran
parte de lo que se conoce de la evolución tectónica de las cuencas es resultado
del estudio, además de las fallas y sismos que se registran, de los sedimentos
del fondo de la cuenca. Estos sedimentos normalmente son extraídos del fondo
mediante sondeos y también son analizados a través de la interpretación de
perfiles sísmicos (diferenciando paquetes de impedancias distintas). Esto junto
a la aplicación de métodos de datación nos permite el conocimiento bastante
detallado del fondo de las cuencas sedimentarias de nuestro planeta.
Una vez
hecha esta pequeña introducción, necesaria para el saber cómo se llegan a los
datos que se van a exponer en la entrada de hoy, voy a hacer un pequeño
recordatorio de la entrada de octubre. La cuenca del Mar Rojo es el resultado
de la acumulación de sedimentos en una depresión con origen en un rift
continental que actualmente ya genera corteza oceánica. Gracias al registro
sedimentario puede interpretarse como una falla transformante de componente
dextra que posteriormente sufrió esfuerzos tensionales. La datación de las
rocas de la cuenca nos permite situar el
comienzo de la actividad tectónica en el Oligoceno medio.
El
registro que encontramos en el fondo de la cuenca consiste en materiales
pre-rift Jurásicos y Cretácicos de origen continental y marino* y materiales más
modernos depositados desde el rifting temprano y que evolucionan de ambiente sedimentario marino somero a costeros de sabkha en el Mioceno medio-tardío.
Esta
clasificación de los sedimentos, dependiente de la evolución tectónica de esta
cuenca, es la que voy a utilizar a lo largo de esta entrada.
Comenzando
por los más antiguos, la serie pre-rift. La cobertera sedimentaria pre-rift se
situa disconforme sobre un basamento cristalino muy variado de rocas
volcánicas, metamórficas e incluso sedimentarias. Los sedimentos que
encontramos son unas areniscas con un claro origen continental, sobre las que encontramos
pizarras y carbonatos de origen marino. La potencia de este registro varía de
entre 400 en la zona sur del Mar Rojo y 800 metros en la zona norte.
Los
depósitos que se acumularon durante la primera etapa de rift han sido
clasificados por algunos autores (entre otros: Montenant, 1986) en 3 unidades
con características y edades distintas. Por un lado tenemos el grupo A o Formación Sharik (H.-J. Bayer et al., 1988) que a su
vez se divide en dos subunidades. La unidad A1, compuesta principalmente por un
sedimento terrígeno rojizo, se depositó en un ambiente deposicional llano muy
extenso (relieve propio de un hinterland). También para este nivel se han
definido sismitas (Plaziat et al. 1998) que demostrarían que se trataba de una
zona con fuertes terremotos. El hecho de que se preserven tan bien las
estructuras es lo que lleva a concluir la necesidad de un ambiente de depósito
de bajo relieve. Sobre esta unidad solo añadir que fue datada con el método K-Ar
y la edad que resultó fue de 26-22 Ma (Oligoceno tardío-Aquitanian) (Montenant,
1986). En cuanto a la unidad A2
encontramos una serie tectónicamente inducida por un movimiento normal
antitético. La edad que se le asigna a esta unidad es del Aquitanian tardío al
Burdigalian temprano y son facies relacionadas con ambientes anóxicos.
La
unidad B o Formaciones Musayr y Nutaysh (H.-J. Bayer et al., 1988) de disponen discontinua sobre la unidad anterior o sobre el basamento.
Las litologías que ahora aparecen se corresponden con depósitos de mar abierto.
Encontramos, entre otras, facies que corresponden a arrecifes que se situaban,
como en la actualidad, en zonas elevadas. En esta unidad queda reflejada la
reactivación de los bloques limitados por fallas producidos durante la primera
etapa de rift y de la erosión. Unos extensos taludes carbonáticos se depositaban
cubriendo las zonas más elevadas (Purser et al. 1998) mientras que en las zonas
de graben se iban depositando arcillas pelágicas. La datación, mediante la
bioestratigrafía, del registro sitúa esta serie en el Burdigalian tardío hasta
el Langhian. Los depósitos correspondientes a esta unidad reflejan un cambio en
la profundidad de la cuenca que tiene como principal resultado la predominancia
de las fallas sintéticas que marcan el comienzo de la etapa flexural de la cuenca.
El registro nos revela que esta unidad coincide con la máxima subsidencia del
rift (Moretti and Colleta, 1987).
Finalmente
la unidad C o Formación "Bad" (H.-J. Bayer et al., 1988) registra el mayor evento de evaporación durante el rift que tuvo
lugar desde el Serravaliensse hasta el Mioceno tardío. Lo que nos queda a nosotros
son unos depósitos de sulfatos en algunos casos asociados a carbonatos
estromatolíticos. Esta unidad sellará el sistema de horst y grabens
desarrollados en la etapa tectónica anterior. La potencia de este nivel aumente
considerablemente hacia el interior de la cuenca. Solo destacar que este depósito, en cuanto definido por H.-J. Bayer antes mencionado, presenta una alternancia cíclica de lechos de margas y arcillas con lechos de yeso y anhidrita.
Esquemas que muestran la evolución tectónica deducida a partir del registro en los sedimentos (Frank Mueller). |
Solo quedaría añadir, en apenas una frase, que también hay depósitos cuaternarios que aparecen formando terrazas, tanto marinas como terrestres que reflejan la actividad tectónica mediante desplazamientos en la vertical.
Con todo
esto se comprueba de modo tangible, con introduje en los primeros párrafos,
cómo a partir de datos de litologías y estudio de estructuras sedimentarias se
puede deducir toda, o gran parte, de la historia geológica de una zona.
Además estos estudios, con el levantamiento de columnas estratigráficas, permiten la correlación de eventos y de etapas de depósito en relación con cuencas cercanas o con otras zonas de la misma cuenca. Esto permite una percepción más fiel de la historia de, en este caso, gran parte del Rift Africano. Por ejemplo, a modo de caso real, en el artículo publicado por Bayer et al. (1988) correlaciona en primer lugar las facies que se desarrollaron paralelamente en el Mar Rojo y el el Golfo de Suéz y esto ha permitido diferenciar parte de las etapas evolutivas de ambas cuencas y su relación mutua. Y en segundo lugar la correlación de las columnas levantadas a partir de los datos que obtuvieron han permitido dudar lo que en un principio daban como cierto de aplicar el modelo de cizalla simple a toda la cuenca, ya que encontraron evidencias de asimetría en la zona norte del Mar rojo y en el Golfo de Suéz.
Además estos estudios, con el levantamiento de columnas estratigráficas, permiten la correlación de eventos y de etapas de depósito en relación con cuencas cercanas o con otras zonas de la misma cuenca. Esto permite una percepción más fiel de la historia de, en este caso, gran parte del Rift Africano. Por ejemplo, a modo de caso real, en el artículo publicado por Bayer et al. (1988) correlaciona en primer lugar las facies que se desarrollaron paralelamente en el Mar Rojo y el el Golfo de Suéz y esto ha permitido diferenciar parte de las etapas evolutivas de ambas cuencas y su relación mutua. Y en segundo lugar la correlación de las columnas levantadas a partir de los datos que obtuvieron han permitido dudar lo que en un principio daban como cierto de aplicar el modelo de cizalla simple a toda la cuenca, ya que encontraron evidencias de asimetría en la zona norte del Mar rojo y en el Golfo de Suéz.
Esquema que correlaciona distintas columnas estratigráficas del Mar Rojo.(H.-J. Bayer et al., 1988) |
Bueno, en cuanto a etapas de sedimentación y depósitos de la cuenca del Mar rojo esto en todo. Las próximas
entradas, inspirada por la lectura de los blogs de algunos compañeros, versarán
sobre perfiles sísmicos y geoquímica.
*A modo de aclaración de la sedimentación de las primeras unidades añadir que tanto la zona el Golfo de Adén como el Mar Rojo eran zonas topográficamente bajas (depresiones del terreno) lo que permitiría una sedimentación de materiales continentales y marinos someros posteriores con la subida del mar durante el Cretácico superior.
Bibliografía:
- Einsele; Springer, 2000. Sedimentary basins: evolution, facies and sediment budget (pg. 177-180)
- H.-J. Bayer et al.,1988. Sedimentary and structural evolution of the northwest Arabian Read Sea margin
- F. Müller, Tectono-sedimentari models of rift basisns: the Gulf of Suez and the Northern Red Sea.
*A modo de aclaración de la sedimentación de las primeras unidades añadir que tanto la zona el Golfo de Adén como el Mar Rojo eran zonas topográficamente bajas (depresiones del terreno) lo que permitiría una sedimentación de materiales continentales y marinos someros posteriores con la subida del mar durante el Cretácico superior.
Bibliografía:
- Einsele; Springer, 2000. Sedimentary basins: evolution, facies and sediment budget (pg. 177-180)
- H.-J. Bayer et al.,1988. Sedimentary and structural evolution of the northwest Arabian Read Sea margin
- F. Müller, Tectono-sedimentari models of rift basisns: the Gulf of Suez and the Northern Red Sea.